jueves, 12 de abril de 2012

| Capítulo cinco. |

Los días siguientes a aquel extraño día, fueron bastante anormales. Digamos, que aquellos famosos y sus chicas se habían "unido" al grupo, aunque no tenían nada que ver con el skate. Pasábamos las tardes muertas en el parque, riéndonos,  charlando, siendo unos adolescentes normales. Ricitos probó a montar en mi skate, pero comió suelo. A Enix y a Tarou se les dio bastante mejor, igual que a Pipita. Catnip prefirió probar cuando no hubiera tanta gente delante. Se notaba la diferencia de cuando estábamos nosotros seis, a ahora, que estábamos once. Pero era divertido. Divertido para todos, menos para mí. Empecé a alejarme de Wolf tras la conversación que tuvimos, y empecé a investigar más sobre Ricitos. Nos hicimos muy amigos, cosa que cuando lo conocí, dudé que pudiera suceder. Apuesto lo que sea, a que yo le gustaba. Pero era una vaga ilusión, y además sin sentido, pues él me sacaba cinco años de edad. Aunque mi madre siempre había dicho, que en el amor no hay edad. ¿Que por qué me alejé de Wolf? Bueno, sería mejor si leyeseis la conversación por vosotros mismos.


—¿Qué quieres?—pregunté. Miré como Catnip y Pipita llegaban al grupo con los demás, y Ricitos y Mad Hatter, miraban sin disimulo alguno hacia mí y Wolf. Aparté mi vista de ellos, ya que una parte de mí me dolía cuando estaba con Wolf y pensaba en Ricitos. Miré los ojos azules y profundos de Wolf, que estaba articulando palabras, y como os podréis imaginar, no me estaba enterando de ninguna.
—¿Me estás escuchando?—preguntó. Negué con la cabeza y suspiró. Esbozó una sonrisa y me agarró de la mano. Mi frecuencia cardíaca se vio elevada en pocas milésimas de segundo. ¿El por qué? Pues ni idea. Sólo sé que me entraron temblores estúpidos y el corazón me latía a mil por hora. Me sonrió y se acercó a mí. ¿Qué estaba haciendo? ¿Besarme? ¿Delante de todos? ¿Pretende que sepan algo? ¿Es un código secreto? Demasiadas preguntas, demasiadas preguntas sin respuesta. Me quedé quieta, observando con suma atención todos los movimientos que Wolf estaba realizando a velocidad de tortuga. Pasó de largo de mis labios, y se dirigió a mi oído izquierdo.—Vamos a hablar a otro sitio. Lo vas a llenar todo de babas, si sigues mirando a Kevin.—susurró. Le miré, noté como la sangre de mi cuerpo, o eso decían que pasaba cuando te ponías roja como un tomate, subía hacia las mejillas. Le agarré fuerte de la mano y asentí, la verdad es que un pequeño charco de babas sí que formaba. ¡Por el amor de Dios! Que sigo diciendo que soy tía, y no soy lesbiana, los tíos me gustan. Y Ricitos no estaba nada mal. Aunque, por lo que conocía de él hasta ese momento, me parecía un irresponsable, con demasiada falsa felicidad y quizás, más serio de lo que me imaginaba. Por más que lo pensara, no sabía nada de aquel chico, y como una imbécil sentimental, me estaba empezando a gustar. Cuando volví a la realidad, alejada de mi mundo de Problemas Sin Sentido, Wolf y yo ya habíamos abandonado el parque hacía varios minutos. Le miré, y aminoró la marcha, creo que significaba que iba a comenzar a hablar.—¿Te gusta Kevin?—preguntó. Fruncí el ceño y le miré, pero para mi sorpresa su mirada estaba fija en el suelo, y aquella pregunta casi había sido inaudible. 
—No—aclaré.—Sólo me, me parece guapo—un pequeño tartamudeo me salió en el me, cosa rara en mí. Esbozó una sonrisa y se aclaró la garganta. Miré por dónde estábamos caminando, y para mi sorpresa, estábamos saliendo del barrio. No sé si esto lo tenía planeado Wolf, pero aún así, me dejé llevar por él. 
—¿Te parece guapo?—preguntó con burla.—Entonces sí que te gusta...—susurró. Tosió intentando disimular aquellas palabras, aunque, en aquella calle tan silenciosa, cualquiera a cuatro metros de distancia lo habría oído tan bien como yo. 
—No he dicho que me guste—repetí.—¿Me sacas del parque para esto? ¿En serio?—pregunté sonriendo. Negó con la cabeza, y haciendo que su pelo se descolocara un poco. Se lo volvió a colocar y miró la calle, antes de cruzar. No pasaba ningún coche y seguimos andando. Ya casi estábamos fuera del barrio, ya casi estábamos en la "ciudad". O eso creía yo.
—¿Recuerdas lo que hicimos una noche, hace cuatro meses?—preguntó. Le miré y después posé la vista en el cielo, que se veía recién iluminado por la luz del señor Sol. ¿Hace cuatro meses? Estaba la cosa chunga, que no recordaba ni lo que había comido el día anterior, y el muchacho quería que me acordara de lo que hicimos hace cuatro meses, y encima, por la noche. Pero si él lo recordaba, tenía que ser importante. No sé, podría soltar cualquier chorrada, o esperar a que él lo dijera y después añadir un "oh sí, es verdad", dando a entender que no tengo ni puta idea de lo que me estaba contando. Sonrió al verme tan concentrada e interrumpió mis absurdos pensamientos.—Hace cuatro meses, te canté un trozo de una canción. Te dije que aún no la sabía entera, y que en algún tiempo la tendría lista. ¿Te acuerdas ya?—sonreí. Asentí con la cabeza y vi que llegábamos a un pequeño parque, lleno de césped, rocas, y dos o tres árboles. Me senté en el césped, sonriendo y esperando a que Wolf hiciera lo que quería hacer. Se acercó a uno de los árboles, y de detrás sacó una guitarra, algo vieja y rota, pero que al fin y al cabo, sonaba, que era lo importante. Se sentó a mi lado y tocó algunas cosas, sin relación unas con otras.—Además—añadió—hace cuatro meses me dedicaste una canción con esta misma guitarra, en este mismo sitio. ¿Recuerdas?—le miré sorprendida.
Back to December.


Y así, mis queridos lectores, yo decidí alejarme de Wolf. Más que nada, porque a mí me estaba empezando a gustar Ricitos, y por todo aquel paseo más conversación, me di cuenta de que Wolf también siente por mí, algo más que una amistad. Así, que como no me gusta hacer daño, ni que sufran por mí, lo mejor, si realmente me está gustando Ricitos, es alejarme de Wolf, aunque lo que debería hacer es alejarme de los dos, pero de Ricitos soy incapaz de alejarme. Total, que mientras os he contado la historia, he estado fuera de la conversación de todos, durante media hora. Interesante. Ahora he perdido el hilo de lo que estaban hablando. Espera, aquí falta gente. ¿O no? No espera, vamos a contar, a ver si es que ahora estoy imbécil. A ver, ahí están Mad Hatter, Nelly, Ed, Martha, Al, Katie, Enix, Lucy, Tarou, Pipita, Wolf, Alice, Ricitos y Sarah. Sí, es que hoy teníamos visita. ¿No os falta gente? ¡Joder, Xerxes y Catnip! ¿Dónde se habían metido estos dos idiotas? A saber. ¿Y Enix está aquí? Sospechoso. Vamos a jugar a los espías un rato. Me levanté del skate, alegando que tenía que hacer una llamada urgente, aunque por la cara de Wolf, este ni se lo creyó. ¿Dónde podrían haber ido? Aquí no hay muchos lugares bonitos, ni nada por el estilo. Piensa, Skat piensa. ¡Ya lo sé! El padre de Xerxes, tiene un jardín que da envidia, seguro que están allí los dos tortolitos. Salí corriendo del parque, dejando a Ricitos mi skate en su poder y cargo, y me dirigí a casa del padre de Xerxes. Casi me tropiezo con una piedra, y casi paso de largo de la casa. Número 11, tenía que ser ahí. Abrí la verja y oí risas en el jardín trasero; lo sabía, estaban aquí escondidos. Me acerqué silenciosamente, sólo por cotillear un poco, no me interesaba oírlo todo. Sí, ante todo, con estas cosas aún más, era muy cotilla. Además, miradlo por el lado interesante, Xerxes es un mujeriego, a Catnip no se le ve esa cara, y ella tiene novio. Lo miraseis por donde lo miraseis, era interesante y además, digno de ser observado. Me senté tras una gran maceta que me tapaba entera, y puse la oreja, intentando escuchar todo lo que hablaban.
—Creo que ya deberíamos volver—comentó Catnip.
—No, tranquila, no va a pasar nada si estamos aquí—respondió Xerxes. Vi que un gato se aproximaba. Oh no, era la gata de Xerxes, Kiara. ¿Pero esta gata no se puede entretener con sus gatos? Por el amor de Dios, que no se acerque, que le tengo pánico a los gatos. Intenté ignorar a la gata, que tenía sus ojos fijos en mí, y que me estaba poniendo histérica, y poner los cinco sentidos en la conversación de los dos muchachos. Bien, me acababa de perder media conversación por lo menos. Gracias Kiara.
—Bueno, ¿entonces qué?—preguntó Catnip.
—¿Qué de qué?—rió Xerxes.
—Llevas todo el rato preguntándome cosas, ¿y cuando yo te pregunto, no me contestas?—¿Qué le había preguntado? Mierda, encima me había perdido una parte importante. Maldito gato. Y encima estaba cada vez más cerca de mí. Al final salgo corriendo, o grito. Pero de todas formas, me acabarán pillando. Qué ridícula me sentía en esa situación. 
—Es una pregunta complicada—contestó Xerxes.
—¿Qué tiene de complicado la pregunta "tienes novia"?—rió Catnip.
—Pues que hoy no la tengo, pero mañana puede que sí, o quizás dentro de unas horas...—contestó Xerxes. Él rió, pero ella no rió con él. Normal, si es que le acaba de soltar que es un cabrón. Qué tonto llegaba a ser este tío. Y la gata de las narices. La tenía a medio metro de distancia. Bueno, si no aullaba mejor, que entonces Xerxes sacaría a la luz su amor por los gatos, vendría a buscarla y me vería aquí. Probablemente él no se enfadaría, pero Catnip sí. Por Dios, y el gato sigue acercándose. Al final grito. ¿Dónde está el novio de la gata? Se llamaba Trisky, o algo así. No sé, nombres raros de Xerxes. Sí, esto era un auténtico criadero de gatos. 
—Ah...—contestó Catnip. Durante varios minutos no oí nada más. Fue raro. Incluso me arriesgué a mirar, a ver si es que se estaban besando, o ya no estaban, o qué narices estaba pasando, que ya no hablaban. Pero no, ambos estaban mirando al suelo, en un silencio bastante cargado. Incluso si ahora me pillaran por la gata, que ya estaba acurrucada a mi lado, sería incluso agradable para ellos, romper aquella situación conmigo. Pero no, no me iba a delatar. A ver si a alguno se le ocurría decir algo más, que para eso estaba yo aquí, para empaparme de todo. A ver si encima el paseo, y el estar al lado de un animal al que odio, no había servido para nada.
—¿No quieres saber nada más de mí?—preguntó Xerxes.
—¿Yo?—contestó algo sorprendida Catnip.—Pues mira por donde, sí que me gustaría saber algo—dijo. 
—¿El qué?—preguntó Xerxes.
—¿Cuál es tu color favorito?—¿en serio? ¿Su color favorito? Venga ya. Estaría de broma. ¿No? Joder, pues ya me diréis, vaya preguntas. Eso me recuerda a que una vez a mí, también me preguntaron mi color favorito. Me quedé en blanco chaval. No sabía que contestar. En realidad, yo nunca me había parado a pensar en un color que me gustara, a mí me parecían todos iguales. Además, casi siempre vestía de negro, blanco, rojo o gris, quitando las camisetas que llevo debajo, que casi nunca se ven, que son de más colores. ¿Vosotros tenéis color favorito? En serio, creo que esa pregunta me la hicieron con cinco o seis años, tengo dieciséis y todavía no sé que decir a esa pregunta. ¿No os pasa que asociáis colores con estados de ánimo? Yo es que soy muy bipolar aunque claro, no lo soy, vamos, que lo parece, pero no. Por eso me enfado cuando no sé que color decir. Porque claro, si digo un color, quizás lo digo, y lo relaciono con un estado de ánimo, diferente al que yo siento. Pero claro, decir que me gusta un color, aunque sea mi estado de ánimo, y no me guste, pues como que tampoco. Todo esto de los colores es una jodida paranoia, y puede que con las gilipolleces os esté poniendo paranoicos a vosotros también. Bueno venga yo dejo el tema. Pero, ¿pensadlo, eh? Ya me diréis que conclusión sacáis con lo de los colores. En serio, qué pesada me pongo a veces. 
—Mi color favorito...—repitió Xerxes.—Mi color favorito, es el color de tus ojos.


Qué bien se estaba aquí. Recién amanecido, en el parque, completamente sola. ¿Qué hora sería? Temprano, eso sí. ¿Ahora tenía que sacar el móvil para mirarlo? No había nadie para preguntar, así que seguramente sí. Sí, a veces yo también me sorprendía de lo vaga que podía llegar a ser. Casi las ocho de la mañana. Me encantaba madrugar, ¿se nota? No sé, cuanto antes te levantas, antes comienzas el día, y más cosas puedes hacer. Eso me decía mi madre, cuando me negaba a levantarme cada mañana para ir al colegio. Al final, le cogí el gusto a esto de madrugar, sólo para venir aquí. Como ya habréis imaginado, me pasaba la vida en el parque. Era un lugar tranquilo, sólo interrumpía su tranquilidad nuestras risas, golpes de skates y gritos, cuando estábamos todos. Por lo demás, era un lugar donde podía estar sola, donde podía ser yo misma, o donde tenía que fingir que era alguien que no era. Que cambió para ser feliz. Pero, ¿qué es la felicidad? ¿Estar bien, cómoda, relajada? No sé si he vivido algún momento de felicidad en mi vida. Supongo que sí, pero no lo sé. ¿Hacía cuántos días que no veía a Ricitos? Por lo menos dos semanas. A Catnip y a Pipita las veía más. Una vez cada dos días, aproximadamente. Juraría, que Catnip y Xerxes se traen algo. Desde aquella conversación que oí. Es raro que yo venga sola, aunque parezca mentira, aquí. Es raro que venga sin Wolf. Pero hacía una semana que no hablábamos. Ricitos, indirectamente nos estaba distanciando. Y ahí estaba, de nuevo ese dolor en el pecho. ¿Lágrimas? ¿Era una lágrima lo que caía por mi mejilla? ¿Por qué? ¿Lloraba por Wolf o por Ricitos? El dolor aumentaba. Puto dolor de corazón de las narices. Me llevé las manos a la cara, dejando escapar aquellas lágrimas sin razón.
—Pues sí que estás preocupada, como para venir aquí sola.

9 comentarios:

  1. MARIBEL, ¿DEJAS DE MATARME YA CON CADA CAPÍTULO? Es jodidamente increíble, como todos *_______________*
    Ajhadsagdgdsfdd, quiero siguiente <3.

    ResponderEliminar
  2. Oh my good: Sólo una palabra: PERFECCIÓN. Asdfghjkl*-* pf, me encanta. Ah, mi color favoritos, pues.. en realidad no se cual es yo tampoco, me he puesto a pensar y pienso como Skat, también relaciono colores con estados de ánimo.. okya, dejo el tema JAJAJAJA, me encanta y lo sabes, teamo.

    ResponderEliminar
  3. INCREIBLE! Me encanta enserio, cada vez que leo un capitulo me quedo con ganas mas y mas y no dejar nunca de leer tu novela.
    Siguiente ya! porfavoooor :D

    ResponderEliminar
  4. Uyy, es un encanto Skat! y un poco capullo Xerxes jejeje! Pero me encanta!!! Ah! Y lo de los colores yo creo que cada uno debe de tener su color favorito y su estilo diferente y único, eso también es lo que les hace únicos a los demás...Pero bueno yo pienso eso, pero los otros pueden pensar otra cosa. Tengo varios colores favoritos y algunos los asocio a mis sentimientos, pero no siempre; no creo que sea una chorrada tener o no tener uno; cada uno hace lo que le parece. ;)
    P.D. Continua pronto.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Maribel yo personalmente prefiero que Skat lloré por Wolf pero si tiene que ser Ricitos que sea por él. Y esa intriga siempre que me dejas, eso no es justo. Sigue amor que cada vez que leo me gusta más. Sube pronto!!!

    Un beso xx

    ResponderEliminar
  6. Oh my gosh, quiero más. Cada día me gusta mas esta historia tio :'''}
    Ojala Skat llore por Wolf, es su tipo.

    Un beso xx.

    ResponderEliminar
  7. Me acabo de leer los capítulos de tu novela, me encanta.
    Yo también estoy igual gemma prefiero a Wolf.
    Publica pronto!!!
    Besos

    ResponderEliminar
  8. Oh dios, otra vez me dejas con la intriga jaja necesito el proximo ya! :) <3
    PD: lo de los colores es cierto....

    ResponderEliminar

Si vas a poner algo que me ayude, ponlo. Si vas a insultarme, presiona ctrl+w.