jueves, 5 de abril de 2012

| Capítulo dos. |

—¿Entonces qué hay de mi skate?—pregunté. Escuché la puerta de abajo, Al habría salido. Me quité las pequeñas gotas de agua que aún tenía en las puntas de mi pelo, y me acerqué a la ventana. Había dejado de llover. Aunque bueno, hacía horas que había llegado a casa de Wolf, así que ya era hora de que así fuera. Quería ir al skate park, a verlos a todos. 
—Aquí, impaciente—me dio una caja de cartón. La abrí con una sonrisa imborrable y allí estaba. El sueño de mi vida. Uno de los mejores skates del mercado. Tal y como lo había pedido, de los mismos colores. La parte de arriba, totalmente lisa en negro y detalles en verde fosforescente. Por debajo, dibujos al más puro estilo callejero. Mi estilo desde hace dos años. Sonreí a Wolf y éste me devolvió la sonrisa.—¿Te gusta entonces?
—¿Que si me gusta? Es una puta pasada, Wolf.—contesté sonriendo.—¿Podemos ir a probarlo? 
—¿Al parque?—contestó algo confuso.
—Claro, pedazo de idiota—reí. ¿Por qué preguntaba? Era tan tonto a veces, que costaba creer que había cumplido recientemente los 19 años. Aunque bueno, eso estaba bien de estar en una pandilla de chicos donde todos son mayores que tú. Te tratan como si fueras una pequeña muñeca delicada, y cuando se meten contigo, ahí están ellos para defenderte. Tenía amigos, amigos de verdad. Cosa que en mi vida había tenido. 
—¿Sabes que va Nelly, no?—preguntó algo serio. Aparté los ojos del skate, mirándolo fijamente. ¿Había dicho Nelly? ¿La novia de Mad Hatter? 
¿Qué narices pinta ella allí?—grité.—¿Desde cuando dejas que cualquiera entre al grupo, Wolf?
—Es la novia de Mad, no voy a decirle que la mande a tomar por el culo, ¿entiendes? Es un colega, a los colegas no se les dice eso.—contestó serio, intentando no entrar en una disputa conmigo, aunque sabía que era inevitable no llegar a eso. 
—Pues bien que al principio no me podíais ni ver—contesté. La rabia me estaba comiendo por dentro.
—¿Qué?—me agarró del brazo.—Eso es mentira, Skat. No me jodas, ¿estás celosa? ¿Es que ahora te gusta?
—¿Quién?—pregunté perpleja, intentando liberarme de su mano.
—Zayn, es decir, Mad Hatter.—me miró fijamente, esperando una respuesta. Aparté mi vista de su rostro y la posé en el escritorio, donde Wolf, tenía puesta una foto de nosotros seis, en el parque. 
—No, no me gusta—contesté.—No digas gilipolleces.
—Te has pensado la respuesta—contestó él, interponiéndose entre la foto y mi vista. Me levantó la barbilla, obligándome a mirarle.—¿Te gusta?
—Que no—repetí.—Sabes que si me gustase, te lo habría dicho. 
—O no—susurró.
—¿Acaso crees que no te habría dicho eso?—le miré a los ojos, arqueando una ceja, incrédula.
—Vamos a dejar el tema. ¿Por qué te molesta tanto que vaya Nelly?
Era interesante que él mismo me preguntara que por qué me molestaba que fuera. En realidad, no me molestaba que fuese, sabía que era una buena chica, simpática, agradable, y cariñosa. Se acostumbró bien a nosotros, incluso cuando al principio, vida del novato, nos metíamos con ella. Pero no mucho, porque si no, salía Mad Hatter para mandarnos a callar. El problema, era que a Mad Hatter, las tías siempre le habían jodido mucho. Siempre el que acababa mal en sus relaciones era él. Era tan simple, como que al principio, ellas lo conocían a él. No voy a negar que es guapo, así que ellas salían con él. Tras un tiempo, él nos pide que si puede venir la chica, aceptamos y viene. Soy tía, así que admito que todos, están bastante buenos. Así que los ven a todos, y dejan a Mad Hatter tirado, ya sea por Xerxes o por Wolf, que son los que normalmente más destacan, ya no sólo en su forma de patinar, que da envidia. Por eso me molesta que vayan sus novias. Porque ante todo son mis amigos, y me dan ganas de matar a alguien cuando los veo mal por niñatas, que no saben ni lo que es querer a alguien. Bueno, yo tampoco, pero quiero decir, que al menos yo no lo doy a entender como ellas lo hacen. Resoplé quitándome uno de los mechones que tenía por la nariz y me hacía cosquillas. Vi que Wolf se había cansado de esperar una respuesta y estaba en el ordenador. Me senté encima del skate. Bueno, pues lo que os contaba. Pero claro, tampoco podía decirles a todos que no quería ver a Nelly allí, porque seguramente, Al o Ed, me soltarían su parrafada de que no puedes juzgar a alguien si no lo conoces. Así que mejor, me estaba callada, le decía a Wolf que nos fuésemos, y cuando ella venga, intento ser simpática. Aunque hace bastante, pero bastante tiempo que no soy simpática con nadie. 
—Wolf—dije finalmente. Giró la silla y me miró.—Ya nos podemos ir.
Movió su cabeza ligeramente hacia la puerta, cogí el skate y salí de la habitación. Bajé las escaleras tan rápido como pude, y allí vi mi skate, el que había traído de mi casa horas antes. Mierda, pensé. Me giré en busca de Wolf y lo tenía detrás, tan pegado a mí que la punta de su nariz chocó con mi frente. 
—Mi skate viejo está ahí—contesté como pude. Aunque mi voz temblaba como una gelatina. Mm... gelatina. Eso me recuerda a una vez que, de pequeña, quise hacer gelatina con mi madre. Sí, conseguí hacer gelatina. Recuerdo que me daba miedo tocarla, porque se movía mucho de un lado a otro. Parecía tan frágil, que cuando mi madre la sacó del molde para ponerla en un plato, le grité que no lo hiciera, que la iba a romper. Ella se rió y me metió una cucharada de gelatina en la boca. Fresa. Estaba rica. Tan rica, que esa misma noche me escapé y fui a la piscina municipal de mi pueblo, con dos o tres sobres de gelatina, queriendo hacer una gigante. Por supuesto, los guardias me pillaron y me llevaron a mi casa. Desde ese entonces mi madre nunca quiso hacer gelatina conmigo. ¿Qué culpa tenía yo de querer hacer una gelatina gigante? Apenas tenía 6 años, que no pidiera más. Aunque Wolf, cuando le conté esto, me aplaudió añadiendo que, es increíble que una chica de 6 años se escape de su casa por la noche y nadie se dé cuenta. Y, ¿por qué cojones os he contado yo lo de la experiencia gelatinosa? Ah sí, porque tenía a Wolf demasiado cerca de mí. Cierto. Mil perdones.
—Pues déjalo aquí, luego vuelves a por él—contestó él con una sonrisa. Se dirigió a la puerta y la abrió, esperando a que yo saliera primero. Ante todo, él siempre fue muy caballeroso.
—Sabes que a tu madre no le caigo demasiado bien—dije al salir por la puerta. De nuevo me cubrí la cabeza con la capucha de la sudadera. No llovía, pero hacía algo de viento, y no quería tener las orejas heladas. Wolf cerró la puerta, skate en mano, y se colocó la capucha también.
—Sabes que a mí me da igual que a mi madre no le caigas bien. Vas a venir aquí tantas veces como quieras.—me dio una pequeña palmada en la espalda, así que comencé a andar con él. 
—Lo sé, pero me molesta que luego tu madre te eche la bronca por haber estado yo allí—contesté mientras esquivaba los charcos y miraba bien por dónde iba, no quería resbalarme.
—Tu madre te regaña todos los días por juntarte con nosotros, así que eso compensa—rió. Sonreí sacudiendo la cabeza. Desde luego a este chico le faltaba algo en la cabeza. Su única neurona a veces desaparecía, pero a veces, se ponía gafas de culo de vaso y se volvía inteligente. Por desgracia no podíamos usar los skates en la calle, si no habríamos hecho una carrera. Probablemente habría ganado él, de eso no tengáis ninguna duda. Era el mejor en esto. Llegamos y estaban todos allí. Nally, Xerxes, Al, Ed y Mad Hatter. Alrededor de ellos, estaban dos chicas que no conocía en absoluto. Me acerqué y saludé a todos, enseñando el skate.
—¡No jodas, qué puta pasada!—contestó Xerxes al verlo. 
—¿Verdad?—sonreí.—Llevo todo el camino queriendo probarlo.
—Haberlo hecho mientras veníais—contestó Mad.
—Sabes que nos lo tienen prohibido—aclaró Al.
—Bueno, si no podía aguantar...—dijo Ed—seguro que no había pasado nada por utilizarlo en unos...¿15 metros?—reímos. Miré a las dos chicas, y ambas notaron que quería saber quiénes eran. Una de ellas se aclaró la garganta y comenzó a hablar.
—Hola, tú debes de ser Skat—dijo acercándose a mí. Creo que sus intenciones eran darme dos besos, aunque claramente, no pensaba devolverlos.—Me llamo Katie.—Levanté las cejas, dando a entender que me alegraba de conocerla. Para qué os voy a engañar, juntarme tanto con chicos hacía que no me gustara mucho estar entre chicas.
—Yo soy Martha—contestó la otra chica. Sonreí asintiendo con la cabeza, y para salir de aquel mal trago, aparté mi vista de ellas. Miré al horizonte, y vi a las personas que menos quería ver en ese momento. 
—Eh mirad—dije. Todos dejaron sus conversaciones y posaron su vista en mí. Hice un ligero movimiento con la cabeza, apuntando a un grupo de chavales que estaban entrando en el parque. Todos se giraron y más de uno susurró un ¿qué narices están haciendo esos aquí?. Wolf chasqueó los dedos y todos, incluidas Nally, Katie y Martha le miraron
—Mad, llévate a Skat de aquí—dijo. Le miré extrañada. Vi que Mad Hatter se acercaba a mí y me cogía del brazo. Me solté como pude y me dirigí a Wolf.
—¿Qué coño dices? ¿Por qué me tengo que ir?—dije, subiendo el tono de voz. Aquella panda de chicos se estaba acercando, y pude ver quiénes eran. Era el grupo de Rev. Hacía meses que no venían aquí, desde que se peleó con Wolf por mi culpa. Me quedé mirándolo, su chupa de cuero, su sonrisa burlona, las cinco o seis chicas que llevaba detrás, como perros falderos. No había cambiado nada. Se pinchaba tanto, que sus músculos lo hacían parecer mayor de lo que era en realidad. Me dejé llevar por Mad, y salí de aquel parque corriendo. No nos alejamos mucho, tanto él como yo queríamos ver qué ocurriría. Nelly, Katie y Martha se fueron con Xerxes, hacia nosotros. En pocos segundos Nelly estaba abrazada a Mad, Katie y Martha, querían irse, así que le sugerí a Xerxes que se las llevara. En realidad, a ninguno les pasaría nada, si no era a mí o a Wolf. Le dije a Mad Hatter que se llevara a Nelly de aquí. Pensaba volver al parque si Rev se acercaba a Wolf, y así fue. Al principio fue de buenas, pero empezó a empujar a Wolf. Éste se estaba quieto, y Al y Ed, se pusieron en medio. Pero sus músculos ficticios podían con ellos. Salí de mi escondite y me acerqué a grandes zancadas a ellos. Vi que su sonrisa se ensanchó.
—Vaya, vaya, vaya, pero mira quién está aquí—sonrió y se acercó a mí, mientras subía el cuello de su chupa. 
—¿Qué haces aquí? No te pega estar en el barrio marginal de la ciudad.—contesté con asco en la voz.
—Ya, venía a hacerte una visita, sabía que estarías aquí, practicando tu oficio de prostituta con los cinco imbéciles estos.—rió, y sus amigos, aunque estaban a tres metros de distancia y probablemente no habrían oído nada, rieron con él. Cada vez me parecían más retrasados. Pero Rev ya dejó claro una vez que podía conmigo, así que no me iba a arriesgar otra vez. 
—¿Quieres algo en concreto?—pregunté. Vi como Wolf me miraba con preocupación y rabia. Clavé mis ojos en los de Rev, y éste me miró de arriba a abajo.
—No, ya te he dicho que sólo venía a verte, y a pasear.—sonrió estúpidamente.
—Eso último te lo has inventado ahora mismo.—mi cara de rabia, pasó a ser de asco cuando le vi sonreír.—Si ya has terminado de verme, te agradecería que te largaras de aquí. Sabes que no eres bien recibido.—me crucé de brazos.
—Está bien, está bien preciosa—me acarició la barbilla, y yo la aparté con rapidez.—Ya nos veremos pronto.
Gritó a sus camaradas y todos, entre miradas de desprecio y asco, salieron del parque. Justo al entrar yo, Xerxes y Mad Hatter aparecieron de nuevo. No pude resistir mucho y abracé a Wolf. Rara vez nos hemos abrazado, pero cuando lo hacía sentía todo el cariño que hacía años me quitaron. Un cariño de amigo. Caluroso, afectuoso, sincero. Me acarició lentamente el pelo, y me dio un beso en la frente. Todos intentamos olvidar que Rev había estado allí. Probamos mi skate nuevo, más de una vez se rieron de mí, y yo de ellos. Comimos lo que Al trajo, y al caer la noche, decidimos irnos. Aunque nos veríamos en unas horas, probablemente al amanecer. Nos gustaba estar en el parque cuando amanecía. Era una tradición que tuvieron cuando, hace un año, una noche en la que discutí con mi madre no pude dormir. Ella estaba totalmente convencida de que, por juntarme con ellos, mis calificaciones estaban bajando  considerablemente. Ella gritaba, yo gritaba. Parecía una casa de locos. Finalmente me encerré en mi cuarto, y en la madrugada me escapé. Ellos, que venían borrachos me vieron, y dijeron que aquello era bonito. Así que, unas dos veces al mes, íbamos a ver el amanecer allí, patinando. Cogí el skate de casa de Wolf y le dediqué una sonrisa. Cerró la puerta y me dirigí a mi casa. Me eché la capucha, ahora sí que refrescaba bastante. Iba mirando al suelo cuando me choqué con alguien. 
—¿Puedes mirar por dónde vas?—solté. La verdad es que la que tenía que mirar era yo, pero parte de la culpa también era de aquella persona. Le miré a la cara, pero estaba a contraluz de la farola de la calle, así que antes de que dijera algo, me situé a su espalda y él se giró, mirándome. Pelo rizado, corto. Ojos oscuros. Piel radiante, al igual que su sonrisa.—¿Quién eres?—pregunté extrañada. Nunca lo había visto por aquí.
—¿Cómo?—preguntó con una sonrisa.—¿Es que no me conoces?—negué con la cabeza. Rió, vacilante pero a la vez confuso.—Soy Kevin Jonas, ¿de verdad no me conoces?. 

7 comentarios:

  1. OMGGGGGGGG*-* Me he leído ahora los dos capítulos, y, ¿para que me mentir? Me encanta demasiado. Vale, me he enamorado de Mad Hatter, jijij*-* En fin, sigggggggue pronto*.* Avísame cuando subas amor, teequiero<3

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  2. My gohs, Maribel que bien escribes hostias. ME ENCANTA, ¡ENCIMA, HE SALIDO! :O
    Como te quiero <3 ¡Quiero el siguiente ya de ya! Y me he enamorado de Wolf y Mad Hatter. Aunque todos son ÑLKJHGFDS, en fin, síguela ya. ME ENAMORADO DE ESTA HISTORIA. I lof yu.

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  3. Maribel,tu y tu puta manía de hacer jodidamente perfectas las novelas.
    Me estoy enamorando ya de Wolf y solo llevamos dos capítulos por dioso (bueno,aunque es Louis,entonces es normal xd)
    Bueno,que te quiero,que eres la mejor y tal(L)

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  4. Hola, ¿me explicas como es posible escribir tan bien? Lo tuyo no es normal, ¡en serio!
    Joder y aun por encima he salido *___* Gracias, mil gracias, de verdad, te quiero <3.

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  5. Me obsesioné con este capítulo, sigue escribiendo<3.

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  6. OMG!! pobre Skat, aunque la envidio por tener amigos así *-*

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