viernes, 27 de abril de 2012

| Capítulo ocho. |

¿Entonces no vas a ir al baile? —preguntó de nuevo Catnip. Resoplé, quitándome el mechón de pelo que tenía en la cara. La miré y negué con la cabeza. Suspiré y seguí buscando ropa en el armario.
¿Por qué no?—preguntó Pipita. Cogí una camisa de cuadros y la eché encima de la cama. Me faltaban los pantalones y la camiseta.
Será divertido—añadió Catnip. Suspiré de nuevo, cogiendo una camiseta de manga larga blanca, y unos pantalones negros. Cogí las converse grises y me dispuse a ir al baño a cambiarme.
No lo será—grité ya dentro del baño.—Irá Ricitos. No quiero verle. —En realidad, me moría de ganas, pero no habíamos hablado nada desde que nos besamos. Ni si quiera se lo había comentado a nadie que no fuera mi almohada. Ni siquiera a Catnip o Pipita, que eran las mejores amigas que había conocido nunca. Llevábamos más de seis meses juntas, pero aún así no me atrevía a contarles ciertas cosas. Nunca fue mi fuerte expresar mis sentimientos.
¿Por besaros ya no quieres verle más? —preguntó Catnip. Se me cayó la camisa al suelo y me llevé la mano a la nuca. ¿Cómo sabía ella eso? Salí del baño y estaban las dos mirándome, con una mueca en la cara.
¿Cómo lo sabéis? —pregunté atónita. Se miraron y rieron. Me mordí el labio inferior sin saber qué pasaba.
A diferencia de ti, Kevin sí lo ha contado—contestó Pipita. La miré y giré la cabeza, cogiendo la camisa del suelo y poniéndomela. Me senté en el suelo y hundí mi cabeza entre las piernas. Me dolía el estómago. Llevaba dos días sin comer nada, no porque no quisiera, sino porque no me apetecía.
¿Qué ha contado?—pregunté. Me miraron extrañadas por la rara posición en la que estaba, perdí mi mirada en el suelo, mientras motas de polvo se hacían con el aire de la habitación.
Bueno, aparte de contar que eres la chica más perfecta que jamás ha conocido—empezó a decir Catnip—que el beso fue más perfecto de lo que nos imaginamos—la miré. Nunca me había parado a pensar el “lado bueno” del beso, ya que sólo pensaba en que había traicionado a Wolf. No estuvo mal, para qué engañaros. Pero fue el tipo de beso que, como dice Katniss, no te hace desear un segundo. Pasó por lo que fuese, y ya está. Tenía que acabar ahí el tema. Podía no volver a ver más a Ricitos, pero todos sabían que  no podía. —¿Y cuál es tu versión del beso? —preguntó. Me imaginaba esa pregunta, pero no sabía qué contestar aún.
No lo sé—contesté.—No sé, tengo la cabeza hecha un lío—expliqué. Hacía un mes que había pasado aquello,  y no sabía aún qué hacer o decir. Desde entonces entré en una especie de depresión, y dejé de ir al parque. Hacía dos semanas que no veía a Wolf, y a los demás, ya ni os cuento. A las únicas que veía casi todos los días era a Catnip y a Pipita, que venían mucho a casa, incluso el otro día se quedaron a dormir. Pasábamos muy buenos momentos juntas. De cualquier cosa hacíamos risas, con ellas podía ser yo misma. Pasaron la tarde hasta bien entrada la noche, insistiendo en que fuese al baile. Finalmente, accedí a hacerlo.

Al día siguiente fuimos de compras al centro de la ciudad. Ellas sabían que yo no podía permitirme comprar un vestido caro, ni siquiera bonito, así que insistieron en que ellas me lo comprarían. Lo único que les pedí, fue que fuera un bonito que valiera la pena. Pasamos por cinco tiendas, y todavía no había ninguno que les gustara a ambas. Finalmente, en la octava tienda, encontraron uno.
¿Y este? —preguntó Catnip. Pipita dejó de mirar en el perchero y fue al sitio donde estaba Catnip. Asintió con la cabeza, alegre, y me miraron. —Pruébatelo.
Lo cogí, algo cansada y me metí en el probador. Me quité la ropa y me coloqué el vestido. Hasta ese momento no lo había visto bien. Era azul turquesa, simple. Palabra de honor y ajustado debajo del pecho, mientras hacia abajo salía más suelto, con tela tul azul también, y llevaba unos pequeños brillantes en algunas partes del tul, que lo hacía aún más bonito. No llegaba hasta las rodillas, se quedaba unos centímetros más arriba. Era precioso. Salí bastante convencida, y al mirarlas ambas me dieron el visto bueno. Salimos de la tienda ya con el vestido en la bolsa, y fuimos directas a buscar unos zapatos.
Tacones no—dije seria. Me miraron extrañadas.
Con ese vestido, tacones sí o sí—respondió Catnip.
No me gustan los tacones—respondí algo molesta mirando al suelo. Metí las manos en los bolsillos y noté que el móvil vibraba. Lo saqué y miré la pantalla, mientras Pipita decía algo como «verás cómo te acostumbras». Era Ricitos. ¿De verdad me estaba llamando? No era el mejor momento, desde luego. Corté la llamada y seguí hablando con las chicas, hasta que paramos en una tienda. Entramos y había bastantes tipos de tacones, botas, botines, manoletinas… Pero todo bastante caro. Tras una media hora, encontramos unos tacones de punta redonda, blancos, y aproximadamente quince centímetros de tacón. Eran exageradamente altos, pero la chica de la tienda dijo que era lo que más pegaba con el vestido. Salimos bastante contentas de haber terminado las compras y fuimos a una cafetería, comenzaba a hacer frío.

El día del baile, una parte de mí estaba que se moría de nervios. Por una parte, llevaba tres semanas sin saber nada de Wolf. Estaba cabreada con él, claro está. No tenía excusa para no venir a verme. Sabía que las cosas entre nosotros se habían torcido, pero no pensaba que hasta tal punto. Según me habían comentado Catnip y Pipita, ambas iban a ir con Enix y Tarou. Xerxes con Andy, Mad Hatter con Nelly, Ed con Phaulina, Al con Norma y Wolf, se supone que conmigo. Ricitos…iría solo. Me dolía el pecho de pensar que estaría ahí, en una fiesta navideña, solo. Pero según me habían contado Catnip y Pipita, insistió en que fuese así.

Faltaba una hora el baile, y decidí salir de la casa. Catnip y Pipita, estaban en la puerta de mi casa cuando salí, y entre sonrisas emprendimos el camino hasta el taxi donde habían venido. Refrescaba bastante, se notaba la presencia del invierno, incluso en la parte de las afueras de la ciudad. Llegamos al taxi, Catnip se montó primero, después Pipita, y cuando iba a montarme yo, miré al frente y vi a Wolf de lejos, juraría, que con otra chica. Achiné los ojos con intención de distinguirle, pero no mejoraba la visión. Les dije a las chicas que se adelantaran y que iría con Al, y cerré la puerta del taxi. Bajaron la ventanilla y se quejaron, preguntando qué pasaba. Las obligué a irse en ese momento y finalmente accedieron. Se fueron, poco convencidas y me acerqué poco a poco a la persona que parecía ser Wolf. Cuanto más me acercaba, más segura estaba de que era él. A la chica no la reconocí, pero eso no me importaba mucho. Todo mi cuerpo comenzó a temblar. La respiración se aceleraba, las ganas de llorar aumentaban, cuanto más segura estaba de que era él. Y estaba con otra. Sentía que coches llegaban por mi espalda, que aparcaban, que pitaban. El tráfico de la autovía cercana se oía a la perfección, pero aún mejor se oían las frases que entre ellos se decían en el oído. Mi corazón caía a pedazos al suelo. Estaba a un metro de ellos, y seguían coqueteando, y dándose pequeños besos. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, pero no podía articular palabra.
¿Qué coño haces?—pregunté. Ambos se separaron y me miraron. La chica lucía una bonita sonrisa, no era fea, pero para qué engañaros, yo la veía en ese momento más fea que al culo de un perro, finamente dicho.Wolf se acercó a mí. Me fui alejando conforme se acercaba. Las lágrimas salían sin parar, y el dolor del pecho no se calmaba. Me latía tan fuerte que creo que se oía incluso desde donde estaba la chica.
No es lo que parece, en serio—dijo. Sonrió al tenerme cerca y se acercó con intenciones de besarme. Le pegué en la cara y me miró sorprendido.
Conmigo no vas a jugar—dije. —Eres un cabrón—grité. Las lágrimas salían de los ojos sin parar, estropeando la maravilla de maquillaje que Catnip y Pipita me habían puesto. Wolf encogió los hombros y se acercó a la chica. Ambos se fueron abrazados, y yo no dejaba de llorar. ¿Qué narices estaba pasando? Ese no era Wolf. Era una puta réplica de Rev. No, esto no podía estar ocurriendo. Me llevé las manos a la cara y comencé a chillar. La rabia me comía por dentro. Me hice ilusiones. Tenía planes, tenía sueños. Me hizo creer que el amor podía ser diferente, que lo nuestro era nuestra excepción. Me hizo quererle, por desgracia, me hizo amarle. Estaba enamorada de él. Tenía una mezcla de sentimientos que ni yo entendía. Mi cerebro fallaba, mis piernas con él, quería irme, desaparecer de la faz de la tierra. ¿Qué me quedaba si no era él? Ricitos, joder. Dejé de lado al que podía haber sido un gran amigo por él. Por una persona que sonríe y me deja tirada por otra. Por esa persona. No, yo no creía que Wolf fuese así. La cabeza empezaba a darme vueltas de tanto llorar y gritar, me dolía demasiado. Me di la vuelta con intenciones de echar a correr, pero me choqué con alguien. No vi quién era, pero me abrazó y reconocí su olor. Ese olor a chico mimado, famoso, pero también amable, simpático, agradable, diferente, que llevaba un mes sin sentir. Ninguno de los dos dijo nada, ni siquiera nos movimos del sitio. Cuando comencé a calmarme, fue cuando me digné a hablar.
Kevin, no me apetece ir al baile…—susurré como pude. La voz salía quebrada y con poca fuerza. Me miró a los ojos.
Ahora tienes que ir más que nunca. Tienes que disfrutar, olvidar todo esto un rato—dijo. Tenía ganas de olvidar todo, pero no así. No de esa manera. Negué con la cabeza y me quité las lágrimas.
—No quiero Kevin, mira, he jodido el maquillaje, mira mi cara, por favor mírala—me miró a los ojos y sonrió.—Parezco un oso panda. 
—rió—No seas tonta, estás preciosa. Las chicas sin maquillaje son  más hermosas.—me arrancó una sonrisa aquella frase. Hacía años que nadie me llamaba guapa, linda o hermosa. Que para el caso, es igual.
—No quiero ir, en serio, si quieres nos vemos mañana...—bajé la vista y me cogió por ambos lados de la cara. Me hizo mirarle. 
—No quiero verte mañana, quiero que pases la noche conmigo, en esa fiesta. Sé feliz, esta noche—contestó. Le miré y negué con la cabeza. Lo que me faltaba ahora era ir de fiesta—hazlo por mí.
Tres palabras. Tres palabras que me convencieron lo suficiente como para subirme al taxi, que pidió Ricitos,  e ir a la ciudad con él. Veinte minutos de camino. Fui mirando las luces de la ciudad y las caras sonrientes de todo el mundo. Qué gran mentira vivían cada uno de ellos. Seguro que la mitad sonreían por complacer, tal y como tendría que hacer esta noche. Llegamos al local, y estaban todos algo preocupados, pero siguiendo el consejo de Ricitos, sonreí a todos y comenté que ya lo explicaría todo después. Cené lo que pude, no me entraba nada. Ricitos se sentó a mi lado, y no se separó de mí en toda la noche. Me daba la mano, me la acariciaba, me susurraba cosas sin sentido en el oído que me hacían reír. Consiguió que lo olvidara todo por unos instantes. Catnip me dirigió más de una mirada de sorpresa, y Pipita más de una risa con mensajes subliminales. Llegó la hora del baile.
No sé bailar—comenté. Nos habíamos quedado Ricitos y yo a solas en la mesa, ya que todos estaban bailando. Vi como sonreía y posé la vista en la mesa, llena de platos, algunos más vacíos que otros, copas, botellas y un centro de flores bastante bonito. Pasé a mirar por la ventana que se veía a lo lejos del local, y vi que comenzaba a nevar. Sonreí pensando en que pronto estaríamos todos cantando villancicos, que pronto sería año nuevo, que pronto podría comenzar una vida nueva. 
Aprende—respondió. Reímos y me agarró de la mano. —Y…si no es mucho pedir…¿te puedo enseñar yo?—¿qué perdía? Decidme, ¿qué perdía? Absolutamente nada. Ya lo había perdido todo esa noche. Asentí con la cabeza y dejé que me levantara de la silla. Incluso yo noté que mi peso había descendido varios kilos. Hasta Ricitos se sorprendió y me miró confuso. Sonreí. 
Fuimos a la pista de baile y nos mezclamos entre la multitud. Intentamos unos pasos simples, pero acababa pisándole. Aunque eso le hacía gracia. Finalmente optamos por poner mi punta de los pies en sus zapatos, y que él llevara todo el baile.
Seguro que peso mucho—dije mirándole. Negó con la cabeza y apoyé la mía en su hombro.—Siento lo de esta noche. Y gracias por todo—susurré. Sonreí en su oreja y vi como Enix estaba bailando con... ¿Andy? ¿Dónde estaba Catnip? La busqué dos metros a la derecha, y la vi sonriente de la mano de Xerxes, bailando.
La noche no estaba siendo nada mala, pero a las cinco de la mañana estaba cansada, me dolían los pies, y estaba harta de llevar vestido. Se lo dije a Ricitos y entre risas decidió acompañarme a casa, por lo que pudiera pasar. Me despedí de todos y le guiñé un ojo a Xerxes. Éste sonrió y articuló «te dije que sería para mí». Sonreí y salí del local con Ricitos, de la mano. Pedimos un taxi, y a los veinte minutos ya estábamos en mi barrio. Ricitos pagó el taxi y fuimos andando hasta mi casa.
Una buena noche—comentó. Asentí mirando los alrededores. Las farolas estaban apagadas y mis párpados no ayudaban a ver mejor. La temperatura de la calle era bastante fría, ya que caían copos de nieve, y ya había bastante en el suelo cuajada. Desde que salimos del local, Ricitos me dejó su chaqueta, ya que aunque llevaba una pequeña rebeca, no era suficiente. Él se quedó en camisa, no me gustó la idea, podía resfriarse o algo por el estilo, y no quería que pasara, y menos por mi culpa.—Es ahí, ¿no?—miré a la casa donde estaba señalando y asentí. Me coloqué en el porche y él se quedó en la acera. La única luz que había en la calle era la de la Luna, y justo donde estábamos, sólo había oscuridad. Le miré, aunque sólo podía reconocer su silueta. 
Ahora soy igual de alta que tú—dije. Sonreí y supuse que él también cuando le escuché reír. Noté como colocaba sus manos en mi cintura y la piel se me puso de gallina. El corazón se aceleraba. Un día de estos, de tanto aceleramiento, me da un ataque o algo. Y digo o algoporque nunca llegué a atender en clases de Biología, y ese tema entonces, no lo controlo. 
Igual de alta, pero mucho mejor que yo—susurró. Sonreí y me mordí el labio mientras notaba que me acercaba a él. No era el momento de volverlo a besar, y volverlo a perder durante un mes. Quería besarle, pero no quería que fuese ahora. 
No digas gilipolleces—susurré. Sonreí y noté su respiración en mi cara. Yo no quería, no en ese momento. Seguía totalmente empeñada en que no era el mejor momento. Pasé mis brazos por sus hombros y seguí sonriendo, mientras dejaba que sus labios y los míos, colisionaran sin ningún problema.

“Una parte de mí está enamorada de ti, Jeremy, pero la otra parte no quiere aceptarlo.

9 comentarios:

  1. Y sigo con las ganas del siguiente. Con las jodidas ganas del siguiente. Casi me como la pantalla del ordenador al leer. Casi o creo que ya me la he comido. Ricitos me encanta, que lo sepas. Siguiente, quiero el siguiente, pues eso, ¡siguiente!

    ResponderEliminar
  2. ASDFGHJKL, muero de tanto amor. Nada que decir, nada que comentar, solo decir que necesito leer más. Anda, si rima y todo JAJAJAJAJAokya. Siguiente*-*

    ResponderEliminar
  3. Joder, joder, como me has dejado Maribel. Esto me gusta cada dia mas y quiero el siguiente pronto. asdfghjkl ¿Que pasará? Jo, me encanta esta historia :') xx

    ResponderEliminar
  4. Amor , amor a todas partes mi niña me encanta enserio sigue yaa necesito más capiis de los tuyos, y siempre siempre voy a leer ese pedazo de nove que tienes.
    Te quiero♥

    ResponderEliminar
  5. ¿Como puedes escribir tan jodidamente bien? ¡¡¡Me encantaaaaa!!! Tu novela es perfecta, necesito más, por favor quiero saber más de Wolf y la otra chica. Pobre Skat!! El siguiente ya, porfavor!!

    ResponderEliminar
  6. Ai, pero que jodida perfección de capitulo. Enserio, aún no logro entender de donde sacas esas palabras para escribir tan sumamente bien y transmitir tanto. Eres increíble, preciosa. Sigue así. Espero el siguiente capitulo en cuanto puedas, tengo muchas ganas de leer más.
    La evrdad es que no me esperaba eso de Wolf, joder que a mi me caía bien. Espero que tenga una explicación, aunque dudo mucho que sea convincente, já. ¿Lo de Ricitos irá en serio en algún momento? No me gustabas, pero en relidad son muy adorables :') Bueno, solo espero que Skat no esté mal y que siga adelante. Por cierto ¿quen era la chica esa? ¿son novios serios?
    Joder, cunta intriga, eh. Jajajajajajaja
    Ya sabes que me encanta y todas esas cosas ¿no? Pues eso.
    Y hasta aquí llega tu sexto chocolate con leche. Un besazo <3

    ResponderEliminar
  7. ESTOY MURIENDO. jkfherkte Maldito Wolf, amo a Rictos, Siguela <3

    ResponderEliminar
  8. He muerto.... deseando leer el proximo capitulo :)

    ResponderEliminar
  9. todo bien?? Me alegro! Un besito

    ResponderEliminar

Si vas a poner algo que me ayude, ponlo. Si vas a insultarme, presiona ctrl+w.