viernes, 15 de junio de 2012

| Capítulo trece. |

Hoy no tenía ganas de nada. Después de discutir con Kevin, me fui a mi casa y llamé a Wolf, pero no me cogía el teléfono. Le dejé varios mensajes, para que me llamara en cuanto los viera. 


Dos días antes.


Después de confesar a Pipita que estaba enamorada de Wolf y de Kevin, nos fuimos a dormir y no le dimos más vuelta de hoja al tema. A la mañana siguiente, Kevin me llamó, debíamos hablar muy seriamente. 
—¿Qué pasa?—pregunté nerviosa. Odio cuando me dicen "tenemos que hablar". Y lo odio mucho. Kevin se mordió el labio e intentó sonreír.
—Tenemos una especie de presentación dentro de dos días. Y...—le miré, carraspeó y siguió hablando—...no puedes venir conmigo.—Abrí los ojos, asimilando aquella prohibición.
—¿Y por qué no?—pregunté molesta. Se llevó una mano a la nuca.
—Es de negocios de la banda, Eleanor y Danielle tampoco van...—balbuceó. Sonreí. Si era de la banda, entonces no me importaba no ir. 
—Está bien, si es eso, no pasa nada.—Suspiró y sonrió. Me abrazó y en ese momento me llamaron a la puerta. Joseph apareció sin preguntar si podía pasar y comenzó a hablar.
—Kevin date prisa, nos tenemos que ir. Eleanor, Danielle y Rose ya están listas.
Kevin se llevó las manos a la cara. Joseph se dio cuenta de lo que había dicho, se dio cuenta de que Kevin me había mantenido ese detalle en secreto, pero aún así, Joseph miró a Kevin con desaprobación, y yo, con decepción.
—Eres un mierda, Kevin Jonas—solté. Me quité las lágrimas que empezaban a salir, y me fui corriendo de aquella casa.


Presente.


Tras eso, hablamos una vez más por teléfono. Acabé llorando como un bebé, y a él, bueno, pareció no importarle. Pero daba igual. ¿Le gustaba más esa tal Rose que yo? Pues muy bien. Luego me echa en cara que no lo quiero. Hacía un par de horas había estado buscando esa presentación que originó todo esto. Presentación no encontré ninguna, pero una boda de su guitarrista sí. Paul se casaba, y Kevin no me llevó al acontecimiento. ¿Se avergonzaba de mí? Pues yo de él también. Era un viejo. Vale, no lo era. Era perfecto. Pero cuando hacía cosas de este estilo, no entendía el por qué, aunque pudiese ser lógico. Miré por la ventana y vi al vecino en la puerta. No sé por qué, pero, salí a la puerta de la calle para verle. Me miró, y después sacudió la cabeza.
—¿Qué?—grité. Se dio la vuelta, apoyándose en la baranda de las escaleras de su casa.
—Nada—contestó. Rió, y volvió a sacudir la cabeza. Divertida, salí de mi casa y me dirigí a la suya, a su porche. Se sorprendió y rió. 
—¿Estás borracho?—pregunté. Negó con la cabeza.—Entonces cuéntame el chiste.
—Llevo cuatro años viviendo aquí, y ahora te dignas a venir a conocerme—contestó. Sonreí y miré hacia sus ojos, marrones. Me quedé embobada en ellos, hasta que me di cuenta de que me preguntaba algo.
—¿Qué?—pregunté estúpidamente. Rió más.
—Que cómo te llamas—preguntó.
—Skat—contesté sonriendo.—¿Y tú?
—Gee—respondió. Estaba claro que era un apodo. Aunque, igual que lo mío.—En realidad, tú eres Lydia y yo Gerard.
—Diez puntos para Gryffindor—contesté riendo. Rió también.—¿Dónde vas?
—Pues iba a entrar a mi casa, está anocheciendo.—Me sorprendí. 
—¿Cuántos años tienes?—Iba a contestar y le puse la mano en la boca, tapándola.—Tienes diez más que yo, ¿verdad?—Asintió.—Al final, si te conozco de algo. 
—Puede ser—rió.—Tengo que entrar, si no practico, los chicos luego me pegan—sonreí y asentí. 
—¿Qué tocas?—le miré con curiosidad. Llevaba el pelo rojo, unos pantalones negros bastante ajustados, una camiseta de AC/DC y una sonrisa bastante pura en su rostro.
—Toco algo la guitarra, no mucho, lo que he aprendido de mi hermano—contestó—yo más bien canto. 
—¿Cantar?—pregunté. Asintió con sorna.—Yo también. Seguro que mejor que tú. 
—No me hagas reír—contestó.—Demuéstralo.
Le cogí de la mano y abrí la puerta de la casa, como si nos conociésemos de toda la vida. Y la verdad, es que era esa la sensación que sentía en aquel momento. Tomó él las riendas, y sin soltarme de la mano, me llevó al piso de arriba. Parecíamos niños jugando al escondite. Llegamos a su habitación y cerró la puerta. Cogió la guitarra y se sentó en la cama, aclarando su garganta. Le miré, atendiendo a su falta de educación, algo que me gustaba, y me dirigió la vista a una silla que había enfrente, indicando que me sentara allí. Me senté, y le observé. 
—¿Qué vas a tocar?—pregunté emocionada. Rió.
—No tiene título—contestó. Me sorprendí.
—¿Cómo que no?—Negó con la cabeza.—¿Está a medio escribir o qué?
—Exactamente eso—sonrió.—Si hay algo que no gusta, estás a tiempo de decirlo.
Comenzó a tocar una bonita melodía con la guitarra, pero cuando llegó a la parte donde empezaba a cantar, la dejó, y cantó acapella. Decía algo como: Sing it out, boy you got to see what tomorrow brings. —Le miré entusiasmada. La letra no empezaba nada mal, y su voz acapella era preciosa. Tenía talento.— Sing it out, girl, you got to be what tomorrow needs. For every time that they want to count you out use your voice every single time you open up your mouth. —Observé cómo cerraba los ojos al cantar, cómo sentía la música dentro de él, en su mente, en su corazón.— Sing it for the world, sing it for the world. —Aquellos agudos hicieron que se me erizara la piel. Nunca me había pasado algo semejante. Nunca... Sing it for the world, sing it for the world. 
Me miró y dejé de pensar en cosas absurdas. 
—No está acabada, así que no sé qué título ponerle aún—explicó. Me froté la frente y sonreí.
—¿Sing? ¿Te gusta ese?
Me miró y repasó la letra, poco convencido. Poco a poco, fue ensanchando su sonrisa. Me miró y asintió. 
—Es genial—dijo. Alguien entró sin llamar y me giré casi al instante.
—Ge...—me miró el chico de pelo rubio que acababa de entrar—joder, lo siento, no sabía que estabas ocupado. No estaba la seña en la puer...—le interrumpí.
—Y no está ocupado—aclaré—no soy una de sus ligues. Soy la vecina—el chico rubio rió y le tendí la mano—soy Skat, la vecina.
—Yo Mikey—contestó. Asentí.—Gerard date prisa, los chicos llegarán en un rato.
—Sí—contestó borde. Mikey se quedó mirándonos.—Mike, largo.—El chico seguía allí, parado, mirándome.—Mike, que te largues pesado.—Finalmente reaccionó, se puso colorado y salió dando un portazo.
—¿Qué ha pasado?—pregunté riendo. Gerard dejó la guitarra en el suelo y sacó varias canciones más.
—Le gustarás—balbuceó. Ladeé la cabeza y sonreí. Me recordaba a Wolf cuando se ponía celoso. Dejó los papeles sobre la cama y se sentó. Cogió la silla y la acercó hacia él. Estábamos demasiado cerca. De nuevo alguien entró sin llamar y volví a girar la cara.
—Oye, ya llegam...—me miraron—perdón, no sabíamos que estabas ocupado.—Les miré. Gerard me miró, esperando que aclarara esto igual que con Mikey. Pero no lo hice. Me limité a mirar los movimientos que realizaba, cómo hacía cada pequeño movimiento. 
—No estoy ocupado—dijo finalmente—es nuestra vecina, Skat—volví a la realidad, dirigiendo la vista a un chico moreno, bajito, que había en la puerta, acompañado de otro más alto, con el pelo rizado.—Ellos son Frank—el chico en cuestión me saludó con un movimiento de cabeza—y Ray—hizo el mismo movimiento—. 
—Te esperamos abajo—contestó Ray, mirando de forma pícara a Gerard. Éste asintió con la cabeza y, con el sonido de la puerta, me dirigió la vista.
—¿A cuántas tías traes a la semana?—pregunté. Sonrió, colocando sus manos entrelazadas delante de su rostro.
—A unas veinte.—Contestó normal. Abrí los ojos, sorprendida.
—Ni Xerxes se lleva a tantas...—susurré. Rió.
—Es que Xerxes es un crío todavía—contestó. Alcé una ceja. No me extrañaba que lo conociera, éramos pocos los jóvenes en este barrio. Nos conocíamos todos.—¿Bajamos? 
¿Bajamos?—imité.—Creo que es hora de que me vaya—contesté. 
—No, ven a ver el ensayo—propuso. Le miré poco convencida y se puso de rodillas enfrente de mí.—Por favor, por favor—insistió. Negué sonriendo. Se mordió el labio y se acercó a mí.—Por favor...—susurró de nuevo.
Faltó poco para que me besara, pero aparté la cabeza a tiempo. No se despegó de mí aunque no me consiguiera besar. Me susurró al oído: dentro de poco será lo único que querrás hacer. Le miré mientras se levantaba y dije:—No pienso convertirme en otra de tus ligues.


Llevaban más de una hora tocando, y estaban totalmente agotados. Todos tenían muchísimo talento, y debían aprovecharlo tanto como pudieran. Frank le susurraba cosas, supongo que de mí, a Gerard mientras tocaban, y éste sólo se limitaba a reír y negar con la cabeza. A media noche, mientras tocaban "Vampires Never Hurt You", me sonó el móvil. Lo miré, abriendo un mensaje que me habían enviado. El número era desconocido. Pensé que sería algo de spam o algo así, pero no sé por qué, en vez de borrarlo, lo abrí. Venía una foto y una especie de advertencia: 
Esto es lo que hace tu novio mientras tú te quedas en casa.
 Abrí la foto que venía adjunta, y vi a Kevin, besándose con otra chica. ¡¿Besándose con otra?! ¿Podía ser esa la tal Rose? ¡Por eso no quería que fuera! Cabrón. Lo mataba, juro que lo mataba. Apreté tanto el móvil, que me empezó a doler la mano. ¿Por qué? ¿Qué había hecho? ¿Qué estaba ocurriendo? Miré a Gerard, con los ojos empañados. Paró de cantar y todos me miraron. Me cogió de la mano y me sacó de allí, gritando un "hemos acabado por hoy". Salimos al jardín de atrás y me senté, con las manos en la cabeza. 
—¿Qué ha pasado?—preguntó. Le di el móvil, y lo leyó en silencio. Después, observó la foto.—¿Y este es tu novio?—asentí.—Pues vaya un cabrón.
—No me digas...—dije entre sollozos. Me abrazó.
—Eh venga, no llores. Me gusta verte sonreír, ¿sabías?—me susurró. Sonreí, notando cómo se me erizaba la piel. Le miré y la punta de su nariz y la mía chocaron.—No me gusta ver a una chica llorar por gente tan imbécil como él.—Agaché la cabeza y la puse en su pecho, sin hablar.—Vamos princesa, levanta la cabeza que se te cae la corona—dijo. Me quitó las lágrimas y me hizo mirarlo.—Me gustabas más cuando sonreías, de verdad—reí y sacudí la cabeza. 
—¿Tan fea soy como para que se líe con otra?—pregunté. Me acarició la mejilla y negó.
—Eres preciosa, tonta—sonreí.—Lo que pasa es que él no sabe apreciar lo que tiene.
—Será eso...—contesté bajando la vista. Miré el reloj y vi que eran casi las una de la madrugada. 
—¿Dónde es la foto?—preguntó. No quería hacerme daño con esas preguntas, aunque me dolían. Sólo quería saber.
—En una boda—contesté.—No, no me ha llevado—dije. Se llevó una mano a la nuca, e hizo una mueca de asco.
—Un cabrón—dijo. Reí.
—Habló el que se lleva a veinte chicas distintas todas las semanas.—Me miró riendo.
—Qué golpe tan bajo—sonrió.—Al menos, si yo estuviera con alguien como tú, no le haría daño de esa forma.
Me dolía la cabeza de llorar, el corazón lo tenía destrozado, aún más que antes. Le miré suplicante, necesitaba irme a casa. Me levantó y me abrazó todo el camino, aunque vivía en la casa de enfrente. Paramos en la puerta y me miró.
—No llores, ¿vale? Mañana vendré a comprobar que no lo has hecho—dijo. 
—No hace falta—contesté.Me lo he pasado bien, en serio. Muchas gracias, Gerard. 
—No me las des—me acarició.—Buenas noches, Skat.—Se acercó de nuevo a mí, creía que me iba a besar, y, si realmente lo iba a hacer, no pensaba negarme. Donde las dan, las toman, Kevin. Pero en su lugar, me dio un tierno beso en la frente. Se despidió con la mano y entré en la casa. Me dirigí a la cocina, arrastrando los pies, parecía un muerto más que un humano. Un café de madrugada. Una lágrima que resbalaba por mis mejillas. Un recuerdo. Cuánto me gustaría tenerle a mi lado, como siempre lo tenía. Decirle todo, decirle que no me tomara por niña pequeña. Poder abrazarle mientras vemos una estúpida película que no le importa a ninguno realmente de los dos. Pero ahora sólo quedaban las películas. Sólo estaba yo. Ya no hay te quieros. Ya no hay "eres la única". Eso se acabó. Ya no hay fidelidad. Ya no hay promesas. Sólo café. Café e insomnio. Café y lágrimas. Nadie sería capaz de adivinar todo lo que pasaba por mi mente. Cada palabra. Cada momento. Es imposible imaginar cuánto lo quiero, a pesar de todo, cuánto lo echo de menos. Cuánto me gustaría desaparecer para siempre. De cualquier forma. Cuánto me gustaría irme de aquí. De los recuerdos. Los recuerdos son fantasmas. Nunca me han abandonado. Podría nadar en todas las lágrimas que he llorado. No lo hago. Sólo sigo llorando. Cada hora. Cada minuto. Cada segundo. Una lágrima. Dos. Tres más. ¿Y ahora qué? Nada. Sólo esperar. Esperar. Y seguir esperando por algo que realmente no va a pasar. 

10 comentarios:

  1. Que gilipollas Kevin xskdfcbuekrbfql. Pero me gusta este capitulo, con lo de Geerard y Mike se nota que nuestra chica MCR ha vuelto <3. En fin, que en el próximo capitulo salga mi Wolf *-*

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  2. "Vamos princesa, levanta la cabeza que se te cae la corona" Me a encantado, todo.
    Kevin es un cabron, pero el vecino nuevo se está ganando su corasonsito a pulso eh. JAJAJAJA Y sobre Wolf... lo sigo amando, es perfecto aunque esté de parte de Rev.
    ME ENCANTA EN SERIO :')

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  3. Me encanta;) siempre me haces llorar y me haces que me meta en la historia. Sobre todo me ha encantado el final de este capítulo, me quedo con la última frase: "Y seguir esperando por algo que realmente no va a pasar". ;) XD! Sigue cuando puedas.

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  4. Que cabrón es kevin!! Aarg lo mataba!! Se quien le ha mandado ese mensaje... He dicho ya que me encanta Wolf?? Jaja espero el siguiente <3<3

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  5. No kevin, tu no, seguro que tienes una explicación para esto no? Pf ricitos no coño!
    Oye, me encanta igual

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  6. Acabo de encontrar tu blog desde Twitter y joder, me encanta. No sé bien que decirte porque ni siquiera me salen las palabras. La historia es buenísima, y sobre todo muy original, muchísimo. Nunca había leído una así. Los personajes son increíbles, de verdad. Los nombres me encantan, no sé cómo se te ocurrieron, ojalá algún día lo expliques...
    Soy otra de las tantas que está enamorada de Wolf, ¿por qué? Bueno, en mi caso no simplemente porque sea el "malote" o algo así, sino porque es el mejor amigo/novio que cualquier chica querría tener. Siempre ha estado ahí para defender a Skat, para protegerla y para cuidar de ella. Además la quiere, mucho. Y ella de alguna manera también le necesita a él, se complementan. Desde que empecé a leer el primer capítulo supe que habría algo entre ellos, se veía...
    El nuevo personaje Gee me ha gustado mucho, en serio. En según que aspectos me recuerda a Wolf pero en otro es totalmente diferente. No sé porqué pero imagino que es Zayn, y sé que no, pero soy así... ¡En fin! Dejaré de enrollarme, solo decirte que tienes una nueva lectora y que escribes que da gusto. Lo que más me llama la atención es las "historias" que escribes en medio de los capítulos, cuando Skat recuerda su infancia o algunos momentos. Sin duda, me fascina.
    ¡Impaciente por seguir leyendo! <3

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  7. Dios! Acabo de morir en serio. ¿Como me puede gustar tanto tu novela? De verdad, este capitulo ha sido increible pero escribe mas seguido porfavor que me encanta tu novela y escribes muy poco. Besos :)

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  8. Vale yo me cargo a Kevin de verdad y por cierto amo a Gerard y tambien a amo mas cosas la nove y a ti tambien mucho mucho ahora quiero el siguente capii ya! Besos xx

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  9. ME ENCANTA, JODER.
    Pero echo de menos que salga ya Wolf... jajaja.
    Skat no se puede fijar en Gee, que si no vuelve Wolf a sufrir... D:
    Sigue así Maribel, un beso.

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  10. DIOS ESTO ES HERMOSO, me he pasado el día leyendo esto y, joder, escribes más que perfecto. Debes seguirla ya mismo, si no lo haces moriré. Nah, era joda. Pero quiero que la sigas pronto linda :). Y Gerard que bebé es <3 Pensé que Kevin nunca la engañaría. Csm ¿cómo pudo? :(. puto. Anyway, quiero saber que ha sudo de Wolf y quién carajos fue el que le envió ese sms a Skat :|.
    Siguela pronti linda, please. Me he enganchado de veras :).

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